Antes de fin de
año, como siempre, hice mi lista de propósitos para el año nuevo. En 2015 leí
18 libros, así que me marqué una meta de 20 para 2016.
¿Por qué 20?
Primero, porque prefiero una meta realista. Hay años que leo mucho, otras
que me lo tomo con más calma y otras que no leo sea por andar demasiado ocupado o por falta de ganas. Sé que mi ritmo de lectura durante el año no
será el mismo y veo absurdo plantearme una meta difícil de conseguir. Si consigo
leer más de 20, ¡Perfecto! Si me quedo en veinte, también perfecto :)
Y segundo, porque
quiero disfrutar lo que leo y no convertirlo en una obligación. He visto gente
marcándose retos de 50 libros, hasta 100 libros leídos por año. Si ellos pueden
leerlos, asimilarlos y disfrutarlos me parece muy bien, pero volvamos a la meta
realista y coherente.
Entendiendo que
hablamos de algo que escogemos voluntariamente, debemos tener en cuenta que:
- Marcarnos un
objetivo personal nos sirve para mejorar, para probarnos a nosotros mismos.
Debemos analizar nuestras posibilidades y prioridades, e intentar ir un poco
más allá para conseguir esa mejora. ¿Para qué marcarnos un objetivo demasiado
ambicioso si sabemos que las posibilidades de lograrlo son escasas? Hay que
fijarnos una meta con una dificultad que nos permita lograrla con esfuerzo,
pero no tan difícil que no alcancemos a lograrla o que terminemos haciéndola
por obligación. Lo que nos lleva al siguiente punto:
- La lectura es
un placer, una actividad de ocio. La escogemos porque nos gusta, para
entretenernos, para aprender, para pasar un buen rato. La meta que nos fijemos
no debe pasar por encima del fin verdadero de la lectura.
Pongamos que me
fijo una meta de 50 libros por año. Con mi ritmo de lectura, si pretendo leer
50 libros terminaré leyéndolos deprisa y
corriendo y/o por obligación. Y si la lectura es placer, ¿Qué sentido tiene
leer con prisas y obligatoriamente? Sería una meta demasiado ambiciosa que no
conseguiría, y si intentara lograrla eliminaría tanto la finalidad para la que
escojo leer (por diversión) como la completa asimilación y disfrute de lo que
leo.
Por eso, a la
hora de fijarse un determinado número de libros a leer en un año, es bueno
analizar nuestras circunstancias: trabajo o estudios que puedan influir en el
ritmo de lectura, constancia y prioridades. Tener un objetivo a lograr para
mantener o aumentar nuestro hábito de lectura es algo bueno, por eso es
necesario que sea una meta realizable, para que nos permita disfrutar y vivir
lo que leemos.